ASOCIACION PARA LA DETECCION E INTERVENCION PRECOZ DE TRASTORNOS MENTALES Y DISOCIALES EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Trastornos de la personalidad

Llamamos trastornos de la personalidad a patrones de conducta inadaptada, que empiezan a reconocerse al final de la edad preescolar y la adolescencia y continúan durante la mayor parte de la edad adulta y se vuelven menos evidentes en la edad media o en la vejez. No hablamos de niños que durante un tiempo se comportan de un modo determinado, sino que para hablar de trastornos de personalidad debe repetirse una y otra vez y en cualquier situación donde se relacionen.

Son niños o jóvenes conflictivos, que están continuamente dando problemas en la clase en la clase, en la casa y no aceptan normas. Muestran una conducta que se repite una y otra vez. Nos encontramos frente a niños muy inseguros, impulsivos, que necesitan ser el centro de atención, y tienen una peculiar forma de percibirse a sí mismos y a su entorno.

La personalidad límite

El término Trastornos de la Personalidad Límite refleja un nivel funcional del estilo de comportamiento habitual, un patrón duradero de actividad perturbada que puede estabilizarse y conservar sus principales características durante largos periodos. Son niños que aún con capacidad de razonar presentan graves problemas emocionales y de conducta. En la edad preescolar pueden presentar trastornos no uniformes en la motricidad, lenguaje, desarrollo intelectual. Entre los 4-6 años de edad pueden presentar hiperactividad, inestabilidad y euforia, acompañados de trastornos de simbolización, sobre todo en la expresión de fantasías agresivas y violentas (no sólo las cuentan sino que las las actúan), y dificultades de atención y concentración, con crisis de rabia y explosividad. A partir de los 6-7 años, aparecen trastornos de comportamiento y dificultades escolares y del aprendizaje. Progresivamente, pueden quedar encubiertas por manifestaciones depresivas, inhibición intelectual y tendencia al aislamiento y despegamiento afectivo asociado con trastornos del pensamiento y de adaptación escolar y social. Los estados límites que afectan a los niños son de mejor pronóstico que los estados límites del adulto, al menos si se interviene temprano y con medios adecuados. .

Causas

Por un lado, el niño nace con una carga genética que determinará la patología posterior; por otro, las experiencias tempranas de frustración intensa debidas a separaciones o pérdidas precoces y fracasos en la pareja de los padres, traumatismos en los primeros años de la vida y maltrato físico y sexual .

Cuando las primeras relaciones de su vida son muy desorganizadas, el niño es incapaz de predecir las reacciones de las personas que le cuidan y tiene que hacer un sobreesfuerzo con gran desgaste y sufrimiento psíquico que repercute en la organización de su personalidad pudiendo distorsionar severamente su capacidad de percibir y de expresar sus necesidades afectivas.

Características de la personalidad límite

Se trata de personalidades de contacto difícil. Presentan a menudo una fuerte desadaptación escolar, social y familiar, con dificultades para establecer relaciones personales íntimas a menudo desde el colegio y luego en su trabajo, en cambio no presentan dificultades en las relaciones superficiales, donde no hay implicación afectiva; en estas relaciones son normales.

Estos chicos presentan dificultades para utilizar sus aptitudes naturales. No aprenden de la experiencia.

No pueden controlar su agresividad y ésta aparece en forma de accesos de rabia e irritabilidad, tienen berrinches, se pelean físicamente con los demás chicos.

Son impulsivos, actúan sin pensar. Son autodestructivos, no tienen capacidad para jugar solos, primero en presencia y luego en ausencia de la madre, rompen sus juguetes. Son niños que se quejan de aburrimiento. No cuidan su material escolar.

Los niños con personalidad límite presentan detención en su desarrollo emocional (son muy inmaduros), son niños que están demasiado apegados a su madre con la que mantienen una relación de dominio y control mutuo en la que el niño parece a la vez dependiente y absorbente, y es precisamente con la madre con la que más se enfada y con la que se muestra más agresivo, porque se siente muy dependiente de ella.

Los niños con personalidad límite cuando se separan de la madre se angustian mucho y viven la separación como un abandono por parte de ella.

Síntomas

Son niños inestables debido al cambio del estado de ánimo, que a veces les lleva a tener un comportamiento suicida recurrente (caídas frecuentes, accidentes)

Sus relaciones son inestables e intensas, caracterizadas por cambios de actitud hacia las personas que pasan de ser maravillosas a ser odiosas. Necesitan ser el centro de atención. Son muy ansiosos y cuando se deprimen se sienten muy solos y abandonados.

Son niños de exigencias urgentes, que no pueden esperar, sus deseos tienen que satisfacerlos en el momento porque no soportan la frustración. No están acostumbrados al NO.

Los niños con personalidad límite no se sienten culpables, como tienen dificultad para saber lo que no deben hacer, suelen ser provocadores, esperando que las prohibiciones vengan del entorno, tienen la autoestima muy baja y del mismo modo que no pudieron sentirse amados, tampoco pueden amarse a sí mismos tal y como se perciben, no sufren por su comportamiento, pero sí por sus consecuencias, siendo el resultado la inadaptación. Esto es muy importante para poder entenderlos, ya que son niños que aparentemente todo les da igual y no es así.

Tratamiento

En primer lugar conviene evitar las medidas puntuales orientadas a paliar los síntomas y los comportamientos considerados en forma aislada. Siempre es necesario trabajar con el niño, la familia y el entorno.

Si se detectan en forma temprana y son tratados con psicoterapia individual, familiar y contando con la cooperación del entorno, se puede ser muy optimista en su recuperación.

En los casos más graves y sin medios económicos, se puede orientar al niño hacia un hospital de día donde tenga un tratamiento multidisciplinario. La psicoterapia va encaminada a que el niño tenga acceso a experiencias vividas que se repiten, en un marco capaz de aportarle un apoyo, límites y estímulos.

En la mayoría de los casos cuando puede liberarse del automatismo de la repetición, el niño comienza a interesarse por su vida psíquica y puede hablar de ella, puede adoptar nuevas formas de funcionamiento mental y relacionarse de otra manera.

Los cambios de la adolescencia suponen un verdadero trauma para los niños con trastorno límite de la personalidad, quienes se sienten incapaces de reorganizar sus relaciones con su entorno y utilizar sus recursos internos, trabajo que impone inevitablemente la adolescencia, por lo que es conveniente la psicoterapia antes de llegar a ese período tan importante en la vida.

Compilado y actualizado por la Dra. Analy Werbin - 5/2/2008